En mayo, el rendimiento de los bonos del gobierno brasileño a 10 años cayó aproximadamente al 13.9%, marcando su nivel más bajo en cinco meses. Esta disminución fue influenciada por señales más claras en la política monetaria, balances externos sólidos y la reducción de riesgos de guerra comercial, lo que llevó a los inversores a exigir una prima de plazo más baja. La inflación en abril se situó en 5.53% interanual, alineándose estrechamente con las expectativas y respaldando la posición del banco central de que el reciente aumento de 50 puntos básicos en la tasa Selic al 14.75% podría representar el pico del actual ciclo de endurecimiento, potencialmente allanando el camino para recortes de tasas más adelante en el año.
En el ámbito internacional, la decisión de la Reserva Federal de EE. UU. de mantener las tasas de interés en 4.25–4.50%, mientras indica que la inflación se está estabilizando, contribuyó a calmar los rendimientos del Tesoro. Este desarrollo ayudó a reducir la diferencia de rendimiento entre Brasil y EE. UU., atrayendo capital a través de operaciones de carry trade. Además, la anticipación de próximas discusiones comerciales entre EE. UU. y China en Suiza, junto con un nuevo acuerdo comercial entre EE. UU. y el Reino Unido, alivió las preocupaciones sobre los aranceles a las exportaciones de productos básicos brasileños.
Más evidencia de la sólida posición externa de Brasil provino de un superávit comercial robusto de $8.2 mil millones en abril y un aumento anual del 3.1% en la producción industrial. Estos factores incrementaron la demanda de valores de deuda brasileños, resultando en una tendencia a la baja en los rendimientos a largo plazo.